domingo, 9 de noviembre de 2014

la llora

  1. Mito la Llorona

Por los valles y montañas, cerca de los grandes ríos y lagunas, se ha visto a una mujer con una larga bata negra que cubre todo su cuerpo. Un cabello largo, oscuro y negro, lleno de insectos como luciérnagas, grillos y mariposas. En vez de su cabeza, tiene una calavera, y sus ojos son dos bolas en llamas ardiendo. En sus manos huesudas y llenas de sangre, lleva y mece a un bebe muerto.

Mito la Llorona

Es conocida en los pueblos como la Llorona. Derraman con sus lagrimas sangre sobre la criatura que arrulla. El bebe muerto siempre tiene una mirada acusadora con su madre, por haberle quitado la vida. Se dice que se escuchan sus llantos cuando no hay ningún ruido, y que asusta a las mujeres y jóvenes que hacen actos malos que desobedezcan a sus padres.

MITOS VERDADEROS

La Madre del Río
Se manifiesta como una joven muy bella de cabellos de oro y ojos de color azul; de mirada penetrante y con una fuerza de atracción hipnótica. Es una verdadera ninfa de las aguas, que con sus pies volteados hacia atrás deja rastros en dirección contraria a la que sigue. La Madre del Río persigue únicamente a los niños a quienes llama con ternura; los atrae y enloquece con dulzura. Los niños encantados por esta deidad, se enferman, sueñan con la bella rubia que los adora y la llaman con frecuencia. Cuando están cerca del río, los niños escuchan su voz y a siguen, tirándose al agua. También hay la creencia de que la madre del río es una vieja chuchumeca muy corronchosa, con mucha costra y mucha llaga muy parecida a una lagartija, se cree que cuando la madre del río ojea a una persona, le suceden cosas extrañas: le nace una chivera como cabuya; los crespos se le vuelven como una jícara nueva; los dientes se le vuelven negros y podridos.
El sombrerón
Mito popular que aparece como un ser infernal que lleva un sombrero gigante, que lo cubre desde la cabeza hasta las pantorrillas. En ocasiones lleva un vestido negro que le da un aire de misterio.
Dice los campesinos opitas que el sombrerón aborda a los borrachos por la noche y les dice:<<Si te alcanzo te lo pongo>>, lo cual infunde terror a los caminantes. Gusta de los jovencitos que empiezan a fumar; por ello los persigue con frecuencia. Cuando es encontrado en el camino el sombrerón no habla, ni contesta preguntas, solamente camina, pasa y sigue. En algunos lugares relatan que cuando pasa deja fuertes vientos y huracanes.  


El Mohán
En Cundinamarca el Mohán, Muán o también Moján es el guardián de las lagunas y su origen se remonta a la mezcla de tradiciones indígenas y españolas. A veces aparece como un indio con cara de león, o un anciano de luenga y larga y larga cabellera, que apenas se mueve, encrespa las aguas y embravece las lagunas. Al Mohán le gusta mucho enredar a los pescadores y jugar con las atarrayas; aparece, pues, como chancero, robando las carnadas y los anzuelos a los pescadores. Según las gentes cundiboyancenses el Mohán influye en la crecida de los ríos y en las inundaciones; le gusta ahogar a las gentes en las lagunas profundas y solitarias de la zona andina, pues ataca a quienes viola sus dominios. A veces aparece desnudo o tapado con hojas; emite un vaho que los campesinos llaman achacón el que produce romadizos muy difíciles de curar. En noches de tempestad y huracanes dicen que lo han visto pescando y riendo a carcajadas.
En La Mesa de Juan Díaz en Cundinamarca, el Mohán es el mismo Juan Díaz que se convirtió en deidad  campesina de la región. Generalmente es una deidad tutelar de las aguas, de los ríos y riachuelos.
 El mito muisca de Bachué
Bachué, la madre del género humano, que emrgió de la laguna de Iguaque, cerca a Tunja con un niño de tres años. Cuando el niño Iguaque creció, Bachué se casó con él, realizándose así, el primer matrimonio muisca. Esta unión fue tan prolífica y fecunda, que en cada parto la mujer tenía entre cuatro y seis hijos, con lo cual muy pronto se llenó de gente la tierra. Este es el mito muisca del origen del género humano.
Bachué e Iguaque viajaban por todas partes, dejado hijos en todas ellas. Cuando ya estaban viejos llamaron a sus descendientes y fueron acompañados hasta la laguna de Iguaque su lugar de origen. Allí Bachué les hizo una conversación final exhortándoles a ala paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna, que desde entonces se convirtió en santuario.