jueves, 23 de octubre de 2014

no lo hagas

                                          no juegues los juegos malditos 

El tablero güija tiene un origen impreciso, situado en la moda espiritista que inundaba Occidente hacia finales del siglo XIX, y que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando al estadounidense Elijah Jefferson Bond como su inventor, y a William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas planchettes (‘planchitas’) o «tablas parlantes»[cita requerida] para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y Estados Unidos. En todo caso, Kennard creó la empresa para la fabricación del tablero y comenzó a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una palabra egipcia que significaba ‘mala suerte’ (lo cual no es cierto). Afirmaba que su origen se remontaba hasta la época egipcia, aunque no presentó ninguna evidencia que probara tal afirmación. Posteriormente la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966. Fue Fuld quien afirmó que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos oui y ja, que significan ‘sí’ en francés y alemán respectivamente. Actualmente, otras empresas comercializan este tablero, que en inglés se llama witchboard (‘tablero de bruja’).[cita requerida]

Objetivo del tablero güija

Según sus partidarios, el tablero güija tiene como objetivo el contacto (con o sin entrar en un trance mental) de las personas que participan en el juego con supuestos espíritus o «almas en pena», personas fallecidas (como santos católicos), mascotas fallecidas, e incluso con seres extraterrestres 







  


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